Las flores, aunque pequeñas, son delicadas y se mueven elegantemente con el suave viento que sopla entre el denso bosque. Los intrincados detalles de cada pétalo desprenden un efecto iluminador, transformando el suelo en un hermoso y cambiante lienzo de luz. Tonos de azul tan vivos como picos lejanos destacan entre las hojas y el suelo, mientras que los naranjas irradian una calidez acogedora, muy parecida a las llamas contenidas de un hogar.
Las vastas iluminaciones que florecen en bosques apartados están envueltas en un velo de misterio. Sólo los sonidos de la lluvia y los insectos perturban los árboles centenarios que los rodean. Es una maravilla de la naturaleza, invisible y desconocida. Aquellos que tengan la suerte de presenciar estos magníficos elementos del jardín seguramente compartirán historias sobre las flores fantasmales que iluminan el bosque desde dentro, proporcionando un santuario para todos aquellos que sueñan con vivir en lo profundo del bosque.